sábado, 17 de septiembre de 2016

¿A QUÉ SABEN LAS NUBES?


Pues si... Parece que mis pequeños locos bajitos han empezado el curso con muchas ganas de dar respuesta a sus inquietudes.

Y todo esto, comenzó porque el pasado Martes 13 de Septiembre, cuando en la Asamblea comentábamos que el cielo estaba lleno de nubes grises debido a la tormenta, Alejandro me dijo:

- Patri, ¿tú sabes a qué saben las nubes?
- Pues... La verdad es que no... Nunca he podido probar ninguna...
- Pues yo creo que saben a algodón de azúcar - me respondió muy seguro.
- ¡Anda! Pues entonces yo creo que pueden saber a nata.
(En este momento, las risas de todos los demás fueron inevitables)

Una cosa nos llevó a la otra y, entre sabores de nubes, les pregunté:

- ¿Cómo podríamos coger un trozo de nube para saber realmente a qué saben?

Sus caras de asombro fueron geniales... Y empezaron a darme respuestas sin parar:

- Saltando encima de una colchoneta elástica (Iván)
- Pues podemos coger la que tengo yo en mi campo (Juan)
- ¿Tienes una colchoneta en tu campo? (Alejandro)
- Si. Tengo dos. Una así mas grande y otra así menos grande (Juan)
- Pues tienes que traerlas (Iván)
- Pero no se puede porque ha dicho que son grandes (Alejandro)
- Puede traer la que es menos grande y así saltamos (Iván)
- Pero todos no saltamos (Juan)
- Es que no podemos todos (Alejandro)
- ¡Yo tengo una idea! Podemos saltar así por parejas en grupos. Primero salta uno de aquí y luego otro de aquí y así saltamos todos (Raquel)
- No vamos a llegar (Alejandro)
- Pues con las habichuelas mágicas porque llegan hasta las nubes que yo lo he visto en el gato con botas (Juan)
- El gato con botas no existe (Iván)
- Si existe (Juan)
- No, no existe. ¿Verdad Patri? (Iván)
- Es que yo creo que Juan nos está hablando de un cuento (Patri)
- Si si (Juan)
- Pues yo vi un gigante en ese cuento (Alejandro)
- Pues subimos con el gigante (Mario)
- Los gigantes no existen. Yo lo sé (Alejandro)
- Nos subimos todos en un avión y nos tiramos y cogemos las nubes (Raquel)
- No podemos porque nos vamos a colar en las nubes (Iván)
- Pues nos ponemos un paracaídas, y se abre así de golpe y subimos y lo cogemos (Raquel)
- Eso si podemos hacerlo chicos. Pero... ¿De dónde vamos a sacar un avión? (Patri)
- Podemos coger el de mi papá (Raquel)
- ¿Tú papá tiene un avión) (Varios asombrados)
- Si. No. No lo sé. Pero yo se lo digo (Raquel)
- Podemos coger un globo (Ángel)
- O muchos (Mario)
- Si, mejor muchos (Ángel)

Creo que en esos minutos de conversación, la sonrisa no se borró de mi cara en ningún momento... No dejaban de asombrarme con sus ideas e invenciones de todo tipo.
Pero lo dos días siguientes, Miércoles y Jueves, seguían sacando el tema y buscando nuevas formas de llegar a las nubes, como por ejemplo:

- Subirnos encima de una jirafa (Víctor)
- Poner los columpios uno encima de otro hasta que lleguemos (Mario y Ángel)
- En un caballo volador (Ángela)
- En un perro volador (Ángel)
- Montándonos en un pájaro de uno en uno (Raquel)

Y ayer, Viernes, llegó Raquel a clase con unas hojas secas de un árbol.
Las observamos bien y vimos que dentro había semillas.

- Esas son las habichuelas mágicas (Juan)
- ¿Tú crees? (Patri)
- Si si Patri. Son mágicas (Raquel)
- Claro, ahora ya podemos subir a las nubes (Alejandro)
- Pero cómo vamos a poder subir a las nubes con esto... (Patri)
- Tenemos que coger las semillas para que salga una planta y entonces ya subimos para arriba (Iván)

Y eso hicimos:

- Pues ahora tenemos que plantarlo (Alejandro)
- ¿Y qué necesitamos para poder hacerlo? (Patri)

Como lo tenían muy claro, hicimos una lista señalando las cosas que teníamos y las que nos hacían falta:

Todos estuvieron de acuerdo en que todas esas cosas estarían en el Huerto del Colegio... Y allá que nos fuimos todos. Y como era de esperar, volvimos a clase con todo lo necesario:


Nos pusimos manos a la obra...


Incluso algunos decían que, como eran semillas mágicas, saldrían enseguida.

Todas las plantas necesitan sol y ellos mismos eligieron que el mejor lugar para poner nuestras macetas era en la ventana. Pero claro... Las ventanas dan al patio y al en el patio están los demás niños del Colegio y los papás y las mamás...

- Yo escribo con tu ayuda una nota para que no lo toquen (Raquel)

¡¡ Que claro estaba todo !!
Insistieron mucho en que yo tenía que poner que eran semillas mágicas
Os puedo asegurar que se pasaron el resto de la mañana asomándose cada dos por tres para ver si habían salido. Al comprobar que no era así, porque teníamos que darles un poco de tiempo, les propuse que fueran ellos los que dibujaran cómo querían que fueran nuestras plantas mágicas.
Y se pusieron con ello:











Ahora, solo nos queda esperar para ver si de verdad eran semillas mágicas o no.

Mientras tanto, seguiremos soñando con nuestra idea de llegar a las nubes para poder saber qué sabor tienen en realidad.